LA CONFERENCIA DE BERLÍN

La Conferenciade Berlín fue un acontecimiento que tuvo lugar entre el 15 de noviembre de 1884 y el 26 de febrero de 1885, en ella se pretendía delimitar la expansión colonial de África debido a los problemas que estaban acarreando los desacuerdos de intereses. Fue convocada por el canciller de Alemania Otto von Bismark y acudieron 14 países: Alemania, Austria-Hungría, Bélgica, Dinamarca, Imperio Otomano, España, EEUU, Francia, Gran Bretaña, Italia, Países Bajos, Portugal, Rusia y Suecia.

Se acordó la libre navegación fluvial y marítima, la libertad de comercio en el centro del continente africano, el derecho a colonizar un continente si se ocupaba la costa este y la prohibición del tráfico de esclavos. En ningún momento los estados africanos estuvieron representados, y tan solo conservaron su independencia Etiopía y Liberia (esta bajo la protección de Estados Unidos). 

Esta repartición del continente africano no tuvo en consideración las diferentes tribus, etnias, que habitaban los territorios que dividían. Este hecho, aun a día de hoy es responsable de numerosos conflictos acaecidos. En el momento de la conferencia simplemente se tuvo en mente las ansias de colonización y no las miles de personas que vivían en esas tierras, la falta de consideración por parte de aquellos países europeos tiene consecuencias en la actualidad, reflejadas en las guerras en las que se encuentra envuelto el continente.

Por otro lado, todos los desacuerdos que pretendían finalizarse al convocar esta conferencia se vieron en aumento, las tensiones entre países crecieron, dilemas territoriales, políticos y económicos surgieron, y todo ello llevo al estallido de la primera guerra mundial.

¿Cómo se podría haber solucionado? Y es que son sucesos como estos los que nos hacen ver que una decisión mal tomada hace más de un siglo, sigue trayendo quebraderos de cabeza a más de un líder mundial de siglo XXI, y la magnitud de las crisis mundiales que nos afectan hoy.

                                                     

                                                                       Por Begoña Alonso